En un sentido convencional el paisaje es una idea hecha a escala del hombre, una imagen inventada a la que hemos aprendido a ver, tras siglos de representación, como una suerte de decorado que miramos a distancia. Frente a un marco limitado como este, Hacer paisaje propone una relectura crítica en clave experiencial, o lo que es lo mismo, una inmersión real en la imagen dada, de la que puedan surgir por contacto otros paisajes contenidos que expandan la relación que establecemos con el medio.
Con mi traslado a un entorno rural donde vivir comencé con la práctica de cubrir a pie el terreno, guiado por el entusiasmo del que aún intuye los detalles del mundo al tacto de sus pliegues. Después de intensas jornadas recorriendo el berrocal que se abre frente a mi taller comencé a tomar conciencia de la honda morfología de la piedra. A pesar del aspecto inmutable de los canchos, cuando uno empieza a palpar sus caras, termina por encontrar en esta piel un paisaje anterior a la historia. Tal y como imaginó Caillois, aquí convergen el azar, la paciencia, la violencia y el reposo 1.
A fin de reunir estos rasgos esenciales en una obra que prescindiese de fórmulas narrativas, recurrí al gofrado y al frotado hasta dar con una técnica híbrida hecha a medida. Gracias a las amplias cualidades técnicas del papel vitela y al carácter expresivo del carbón fui creando, mediante buriles, una serie de registros topográficos en los que el relieve y el claroscuro se integran mutuamente. Otro aspecto no menos importante del proceso fue el uso de materiales inocuos y técnicas que no modificaran el terreno.
Al observar hoy estas manchas misteriosas recortadas en el papel se abre ante mí un orden anexo y remoto que, de alguna forma, pone en marcha un mecanismo de oscilación dimensional con el que puedo situarme dentro y fuera de la imagen, en una suerte de estado alucinatorio. Imagino entonces que, nuestra relación con el paisaje bien podría definirse por aquella imagen de Fontenelle frente a la lente, según la cual, un ácaro puede ser un elefante y un elefante puede ser un ácaro 2 , todo depende del punto de vista.